Escritos
Un reloj parado en las once
Golpeó la puerta del departamento al lado de una rajadura en la madera, una herida del tiempo sin cura. Cuando les den la escritura –pensó-,
Golpeó la puerta del departamento al lado de una rajadura en la madera, una herida del tiempo sin cura. Cuando les den la escritura –pensó-,
Estoy convencido de que escucha el ruido de la moto y sale a recibirme y que no lo hace porque tiene hambre. Que él, como
El caballo del hombre solitario (Tuyutí, 1864) Las plantas de los pies ya arrastraban arena y tierra. Y el ardor que comenzaba a
No hice más que pedirle que cerrara la persiana para evitar el calor y la luz que suben con la mañana, el calor seco y